Un nuevo estudio muestra que el grado de obesidad y la deficiencia de vitamina D es inversamente proporcional. Dicho de otra manera: Cada vez que nuestro BMI (índice de masa corporal) se incrementa en un 10 %, los niveles de vitamina D de nuestro cuerpo se reducen en un 4,2 %.
Según los investigadores, la razón es muy sencilla. La vitamina D es una vitamina liposoluble que se almacena en los tejidos adiposos del cuerpo. Cuanta más tejido graso creamos, más vitamina será almacenada en dicho tejido adiposo, lo cual significa que habrá proporcionalmente menos vitamina para circular por la sangre.
En este estudio, los investigadores incluyeron a 21 estudios con un total de más de 42.000 personas lo cual le otorga un importante peso científico. El resultado era aplicable tanto a hombres como a mujeres, tanto a jóvenes como a mayores.
El estudio no indica que sea especialmente la falta de vitamina D lo que lleve a la obesidad. Por otro lado, sí que enfatizó la importancia de que la gente obesa fuera consciente de ingerir suficiente vitamina D.
